Su hijo estará muy feliz de volver a sus juguetes, sus amigos, la escuela y la familia. Pero la atención por la quemadura y la recuperación emocional seguirán después de irse del hospital. Junto con el entusiasmo, usted, otros familiares y su hijo también pueden sentir cierta inseguridad con respecto a qué sucederá a continuación.
Toda su familia experimentó una crisis como resultado de la quemadura, la hospitalización y la alteración de la vida familiar. Los niños se ven afectados no solo por la forma en que una crisis afecta sus vidas, sino también por las reacciones de sus padres y hermanos frente a esta situación. A continuación, presentamos algunas estrategias importantes para ayudar a las familias a sobrellevar el estrés de la lesión, el tratamiento y la vuelta a casa de su hijo:
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Intente establecer una rutina diaria que incluya algunas de las actividades cotidianas que hacían antes de la lesión de su hijo.
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Vaya paso a paso. Establezca objetivos simples todos los días. Siéntase orgulloso de los logros diarios de su hijo.
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Ocúpese de usted mismo también como cuidador de su hijo. No espere que todo “vuelva a la normalidad”. Prepárese para que haya cambios en las relaciones y las rutinas, a veces todos los días.
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Recuerde que la manera en que su hijo atraviesa esta situación estará determinada en gran parte por la forma en que usted la maneja y lo ayuda a manejarla. Como resultado de esta experiencia, su hijo puede ser más fuerte.
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Entienda el nivel de desarrollo de su hijo. Preste atención a los síntomas. No lo castigue por presentar comportamientos sintomáticos.
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Prepárese para comportamientos inmaduros, cambios, problemas y enojos.
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Hable con su hijo a menudo. No suponga que, porque no haya mencionado alguna cuestión, no esté pensando en eso. Diga la verdad. Cuéntele cómo se siente. Pero tenga cuidado de no abrumarlo si tiene problemas para sobrellevar la situación. Busque asesoramiento profesional si usted u otros familiares se sienten deprimidos y abrumados.
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Anime a su hijo a expresar sus opiniones, sugerencias y soluciones. Si lo hace, esté listo para respetar los comentarios de su hijo, incluso si no está de acuerdo con estos o si son inquietantes.
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Tranquilícelo diciéndole que sus sentimientos son normales. Exponga a su hijo a niños de su misma edad que tengan problemas similares.
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Cuando esté lo suficientemente sano, coordine que sus amigos más cercanos de la escuela lo visiten.
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Dedique tiempo a los demás niños de la familia. Muchas veces, los hermanos sanos se convierten en miembros de la familia “olvidados”.
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Observe a sus hijos en busca de señales de depresión, miedos nuevos, ansiedad por la separación, pérdida de interés en las actividades y tristeza. Hable con el proveedor de atención médica de su hijo si observa estas señales.
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Fomente el desarrollo de la competencia e independencia de su hijo.
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Preste atención a su actividad en las redes sociales para protegerlo de posibles casos de acoso en línea. Si no conoce mucho de tecnología, busque a alguien que pueda ayudarlo.
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Comuníquelo en la escuela. Hable con los docentes de su hijo. Es posible que su hijo califique para protecciones legales especiales y ayuda educativa mediante la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés) y la Sección 504 de la Ley de Derechos Civiles. Estos recursos pueden ayudar a que su hijo logre una transición exitosa a la escuela.
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Inscríbanse en grupos de apoyo para usted y para su hijo. Encuentre grupos de apoyo para los hermanos.
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Muchos centros de quemados tienen campamentos de verano para víctimas de quemaduras y sus familias. Puede encontrar recursos a través de la Asociación Internacional de Campamentos de Quemados (International Association of Burn Camps) .
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Deje que los ayuden. Busque ayuda profesional, si la necesita.
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Tranquilice a su hijo y a sus hermanos con su amor, apoyo y constancia.